Me gusta pensar en las bodas como una celebración, en el sentido más amplio de la palabra. De la vida y del amor. Una fiesta (ya sea grande o pequeña) en la que compartir nuestra alegría con familiares y amigos.

Esta fiesta, sin duda, fue de las grandes. Una boda esperada por todos, llena de abrazos de los que se funden (literalmente), de lágrimas de alegría, de suspiros, de nervios… pero también de canciones, bailes, carcajadas y mucha emotividad.

El escenario fue Tagamanent, una finca con esencia rural y vistas espectaculares al corazón de Mallorca, con la Serra de Tramuntana como telón de fondo. El catering y la organización, a cargo de Tot a Punt Catering, e innumerables sorpresas por parte de los novios, amigos y familiares, que llenaron de alegría esta calurosa noche de julio.

Pero antes de la boda, no nos olvidamos de un invitado especial: su perro Thai, que no podría estar con ellos durante la celebración. Aprovechando uno de sus paseos, inmortalizamos este momento junto a él, con una pequeña sesión de preboda. Una «excusa» para compartir un rato juntos, templar los nervios ¡y calentar motores para el gran día!

— Ahora sí, ¡llegó el gran día! 

Y, como colofón, rematamos la celebración con una sesión de postboda bajo el agua. ¡Aquí va un pequeño adelanto!